DICCIONARI D'AUTORS I OBRES DE RELIGIOSOS CARMELITES DESCALÇOS A LA PROVÍNCIA DE SANT JOSEP DE CATALUNYA I TERRES DE PARLA CATALANA (1586-1835)

 

Jacint de Sant Josep, Bosenillas (1670-1748)

Jacint Bosenillas nasqué l’any 1670 a Palautordera. Era fill de Francesc Bosenillas, paraire de Palautordera, i la seva esposa Marianna, de Sant Celoni.

Vest.: 21.11.1691, als 22 anys d’edat. Prof.: convent de Sant Josep de Barcelona, 23.11.1692.

L’any 1732 era prior del Desert de Sant Hilarió del Cardó. El 1741, definidor tercer i prior del convent de Santa Maria de Gràcia. També fou prior de Tortosa, Vic i la Selva del Camp. Fou procurador i secretari provincial, mestre de novicis i dues vegades sotsprior del convent de Barcelona.

Va morir, essent sotsprior, al convent de Sant Josep de Barcelona el 2.4.1748.

Necrològica: “El P. Fr. Jacintho de Sn. Joseph, muy venerable. El P. F. Jacintho de San Joseph, suprior actual deste convento, natural de Palautordera y professo desta misma casa, murió en ella el día 2 de abril de 1748, entre las 9 y 10 de la noche. Tenía 77 años de edad y 56 bien logrados de profesión. Consistió su última enfermedad en una penosísima suffocación de pecho, complicada con otros muy agudos dolores que le ocasionaba la orina frecuentemente. Tuvo el consuelo, no sólo de morir con el beneficio de los santos sacramentos, los que recibió con extrema ternura, mas también de conservarse en su pleno conocimiento y advertencia hasta la última boqueada, lo que contribuyó a su grande mérito y a la edificación agena para los actos ferborosos y heroicos de muchas virtudes con que coronó su fin.

Murió suprior actual de este convento, cuyo empleo havía ocupado otra vez en esta misma casa, en la qual desempeñó igualmente los officios de procurador y de maestro de novicios por algunos años. Fue assí mismo secretario provincial y prior de los conventos de Tortosa, Cardón, Gracia, Vique y Selva, en algunos de los quales le secundó la santa obediencia el officio.

Sus prendas naturales, sobrenaturales y adquiridas le dieron feliz desempeño en todo, por su natural era afabilísimo, de un trato dulce, sincero, ingenuo, amante de la verdad y enemigo de la doblez, compassivo, caritativo, inclinado a hazer bien, pacífico y morigerado, en tal forma que nunca se le conoció demonstración de ira. A nadie daba que sufrir, antes en quanto podía aligeraba las penalidades de todos. Dotóle su majestad de unas potencias bastantemente vivas, las quales aplicó con tanto cuidado que le merecieron alcances muy apreciables en la literatura y sobremanera felices en la virtud.

Rayóle muy favorable el Cielo en el primer desengaño del mundo para hazerlo ejemplar de religiosos. Desde que entró en la religión fue creciendo a tan elevado y sublime grado de perfección que le perdimos de vista. No ay virtud monástica de que no dexasse muy claros ejemplos. En las que constituien los votos substanciales fue singularíssimo. En la regular observancia (assí prelado, como súbdito) fue siempre una columna de firmesa. Aún siendo procurador desta casa, nunca pudieron las ocupaciones impedirle la assistencia al coro en las horas de oración de mañana y tarde, ni a los maytines de media noche aún quando se partían por cenar fuera. De su penitencia y mortificación dizen sus discípulos estrañas cosas: siendo maestro de novicios y prior, todas las vigilias de Christo y María Santísima dormía sobre las desnudas tablas; hazía freqüentemente que le pisasen bofetones y que le permitiessen besarles los pies. Siendo prior del Cardón y hallándose envestido de un dolor de apoplejía fue preciso aplicarle unas unciones, y se le descubrió su cuerpo tan garrotado de cilicios, que fue para el otro cilicio quitárselos y aún mayor cicilio para su humildad el descubrirselos. Hasta en las enfermedades sentía tanto tomar alivios que era para el otra enfermedad obligarle a ellos. Bien se vio esto en la última vez que governó el Desierto del Cardón, pues siendo ya tantos sus años y mayores sus achaques nunca se quiso rendir a los ruegos de sus hijos que, por ver tan patente su necesidad, le pedían, con repetidas instancias, que los viernes, que no se comen sino frutas, tomasse un poco de escudilla para remediarla, y viendo que no aprovechaban sus ruegos, acudieron al P. Provincial para que, interviniendo la obediencia, le obligasse a tomar aquel alivio, y siendo assí que se rindió, se valió dessa misma indulgencia para sacudir de sus hombros el oficio de prelado, porque jusgó por menos inconveniente dexar de serlo, que dejar de ser muy observante.

En la virtud santa de la oración hizo tales progressos que será impossible explicarlos, favorecíale y regalábale su majestad en ella extraordinariamente con toda manera de sobrenaturales recibos, fueron en él muy freqüentes los arrobamientos, éxtasis, pasmos, visiones, revelaciones y locuciones, con que crecieron grandemente su conocimiento y amor, éste era tan grande que a sus ratos le deshazía. Concedíale tan ardientes desseos de padecer por Christo y de gozarle libre de los laços de la carne que no le era pequeño martirio verse para lo uno y lo otro sin libertad del mismo principio, Le nacía el grande dolor de sus pecados, pero fue en esta parte tan feliz que por espacio de muchos años le concedía su majestad un dolor y amor abundantíssimo cada y quando se lo pedía a la Santísima Trinidad, de cuyo altísimo misterio havía merecido illustraciones altísimas y tenía un amor inexplicable a la santísima humanidad y al altísimo y venerable sacramento. Era llevado como por una atracción precisa de donde se le originaba el celebrar con tanta ternura y devoción que no pocas vezes le vieron arrebatado en el altar, y veían muchos seglares a oir su Missa, por la devoción que les causaba.

Después que su alma celebró con Dios el espiritual matrimonio y le cessaron los arrobamientos, gozaba ordinariamente de una contemplación tan dulce y tan fuertemente deleytosa, que era menester fuerça para divertirle della. En este tiempo le acrisoló su majestad con tan varias y tan penosas enfermedades que parecía vivir de milagro, y con esso hazía el milagro de llavarlos sin interrumpir el curso de su observancia y paciencia. Hablava dulcemente de Dios, de quien era su lenguaje contínuo. Era gusto hoyrle de los gustos de la gloria más que mucho. Si Christo se le mostrava muchas vezes, con Christo, con la Virgen, ángeles y santos tuvo comunicación freqüente y familiar. Tuvo conocido don de profecía, de que pudiera referir sucesos varios. Fue devotísimo de las santas almas del Purgatorio, de muchas le manifestó Dios”.

 

OBRA

1. Libro de conferencias espirituales.

BUB, ms. 410. La lletra de la primera pertinença i del text és la mateixa. 89 plàtiques o conferències per a religiosos de l’orde. Descrit a MCEM 1941.

2. Relació feta per fra Jacint de Sant Josep, procurador i arxiver del convent de Sant Josep de Barcelona, d’un breu d’Urbà VIII despatxat el 1646.

ACDCB, Capítols, definitoris, cartes (A-III-3), 1586-1712, f. 72-73.

 

BIBLIOGRAFIA

Miquel Rosell 1958-1969: I, 507. // Beltran Larroya 1986: 205, 221, 223, 224. // MCEM 1941.

[MGC]

 

 

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